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Cómo hacerlo todos los días sin gastar todas tus energías

Ciao ragazzi,

¿cómo vamos hoy, sopita de fideo o lasañas?

Hay varias personas, de las cuales la mayoría no conozco personalmente, que me escriben diciéndome que aprenden mucho de mis mails, y que no saben cómo hago para escribirlos todos los días.

Primero, gracias.

Segundo, Francia.

Tercero, te voy a decir una cosa (esto lo van a entender sobre todo aquellas personas que dicen que aquí se aprende, y yo encantado):

El punto de apoyo es no confundir lo que percibimos con la realidad.

Casi todo está ahí.

Un ejemplo.

El otro día, quiero decir hoy, estaba en el Metro de Madrid y paso por “Concha Espina” y “Cruz del Rayo”, dos estaciones de la línea 9.

¿Capisci?

La realidad está tempestada de cosas que pueden inspirarnos mucho (con lo de “tempestada” no sé bien a qué me refiero, pero bueno, suena bien).

“Concha Espina” y “Cruz del Rayo”.
Suenan tremendamente bien, capturan la atención.

Concha – Espina

Cruz – del Rayo

Son palabras que por separado no dicen mucho, pero juntos… uf, tempestad de contraste.

“Concha Espina” y “Cruz del Rayo”.

Para hacerlo todos los días, sin gastar toda tu energía, hay que encontrar un punto medio entre la realidad (inalcanzable) y lo que percibimos de ella (una ínfima parte).

Está todo ahí, frente a nuestros ojos, y solo hay que traducirlo.

Vivir para contarlo.

Traducirlo.

Escucharlo y traducirlo.

Eso.

 

Y si quieres más, ya sabes: